Abriendo Puertas / Open House
El domingo 18 de octubre de 2009 se abrieron las puertas de la casa, para que todos pudieran ver las intervenciones.
Los visitantes, artistas, amigos y vecinos del barrio que se acercaron a la Casa pudieron disfrutar del crecimiento de la biblioteca y la huerta. La Biblioteca Orgánica, iniciada el año pasado por Camila do Valle, se expandió considerablemente gracias a la donación de fundaciones y particulares. La Huerta, un proyecto de Lucrecia Urbano en colaboración con el ingeniero Guillermo Traverso, sorprendió por su ubicación, externa a la casa, un símbolo de confianza e integración, además de manifestar la intención de vivir, estar y permanecer en el barrio.
En un agradable clima festivo, los chicos del barrio remontaron los barriletes que construyeron junto a Ernesto Bonato; y Claudio Bar, maestro chocolatero, adornó la cocina y deleitó a todos con dos relieves hiperrealistas en chocolate.
Más tarde, para el momento de la reflexión, fue el turno de Aníbal Buede quien llegó desde Córdoba a presentar Casa 13, el espacio de arte independiente más antiguo de Argentina y que actualmente también lleva adelante un proyecto de residencias. Esta experiencia sirvió para analizar problemáticas de gestión y relación con los contextos.
Ola Khalidi y Diala Khasawnih
La mayor parte de la información que logramos recopilar sobre Argentina, antes de nuestro viaje, giraba en torno a la comida: la carne en Argentina y el “asado”, como la conocen localmente. Por otro lado, a nuestra llegada, nos encontramos inmersas en un montón de conversaciones sobre comida árabe. Es por todo esto que el equipo de Makan decidió trabajar con la comida árabe.
La cena. Invitamos a 20 amigos de la casa a una cena árabe. Para conseguir los ingredientes tuvimos que ir al Barrio Chino y a la Confitería Damasco. Cocinamos sopa de lentejas, fatteh de pollo, berenjenas con tahini, ensalada de remolacha y humus.
El libro de recetas. Esperamos que nuestro libro de recetas de comienzo al Libro de Recetas de la Casa, donde los próximos artistas residentes puedan incluir sus recetas. La cena de Ola y Chau quedó toda documentada: búsqueda de ingredientes, direcciones de interés, sugerencias, fotos y las recetas escritas en Inglés y Castellano.
Ilustraciones de cocina. Todos los platos fueron ilustrados en las paredes de la cocina, los ingredientes, el paso a paso, dibujos y fotografías.
La Danza. Otro tema de conversación fueron los estereotipos tanto del Tango como de la Danza del Vientre. Por eso, y por demanda popular, Olita impartió una clase de Danza Árabe “como la bailamos en la vida real” en el patio trasero de la casa.
Ernesto Bonato
Cuaderno azul de dibujos. Mi primera acción consistió en dibujar el entorno de la Casa, el barrio, en un pequeño cuaderno azul que compré ni bien llegué allí. Dibujé las calles, las casas, los vecinos, la vegetación, los animales, todo lo que encontraba en torno a la Casa. Este trabajo que realizaba a cualquier hora del día llamó la atención de vecinos, pasantes y –sobre todo- de los chicos del barrio que, curiosos, se convirtieron en modelos para mis retratos y compañeros de dibujo que se sentaban a mi lado a dibujar. “¿Pero por qué hacés eso?”; “¿De dónde venís?”; “¿Por qué elegiste eso para dibujar?”; “¿Vivís acá?” –estas preguntas abrían conversaciones sobre los más diversos temas, pero con el mutuo interés de conocer “al otro”. Por otro lado, el dibujo minucioso de las cosas comunes del barrio, invitaba a los propios moradores a mirar nuevamente lo ya conocido y muchas veces negado o desvalorizado, re-significando el paisaje local. Una copia de este cuaderno permanece en la biblioteca de la Casa.
Santo Amaro – San Fernando. Visiones comunes, visiones sublimes. La segunda parte de mi trabajo se valió de la amistad hecha con los chicos del barrio. Traje de San Pablo decenas de retratos que hice de personas que conocí en las calles del barrio San Amaro, grabados en xilografía e impresos en coloridas hojas de papel barrilete. Traje también varillas de bambú, tanza y cola. La propuesta era simple: yo enseñaría a los chicos a construir un barrilete como los que hacemos en Brasil y ellos me enseñarían cómo hacer uno argentino. Así fue que construimos nuestros barriletes y, en un terreno convertido en cancha de fútbol, al lado de las vías del tren, los remontamos y soltamos, dispersándose en el cielo. Como contrapunto, al otro día, pegué 16 retratos en la fachada del taller Zona Imaginaria.
Marina Pereira Faria
En la Casa de la calle Chile, los sentidos tenían que estar abiertos, la percepción ágil: había una historia mágica impregnada en todas las cosas, acontecimientos y personas. Era preciso capturarla en cada detalle y contarla de manera que cada fragmento se muestre próximo a su forma natural. Esta historia se fue revelando. Un cuaderno iluminado por una vela empezaba diciendo: “Se dice que cada 109 años, en las noches claras de luna menguante, nubes finas vagan recogiendo en sus redes, la brisa de las palabras”… Pájaros pintados en las paredes del cuarto volaban de las cabeceras al hall, llevando en su pico una hoja con la frase “Cuando dormimos, nuestros sueños olvidados vuelan para cantar al amanecer”. Una madrugada, 30 pájaros de papel poblaron los rincones de la Casa, trayendo una profecía. Hasta que tiras de colores con sueños comenzaron a escurrirse del televisor, la pava, las ventanas. Otros sueños fueron vistos llevados por el viento, en los barriletes que hicimos con Ernesto y los chicos del barrio. El vínculo con el barrio, los vecinos y los habitantes de la Casa fue muy rico. Estar en un lugar nuevo, en contacto con hábitos y culturas nuevas, despierta nuevos pensamientos y sentidos, proporcionando un aprendizaje único para todos los que convivimos en ese contexto.
Cecilia Mandrile
“Betweening” es una narración de fotogramas realizados en Córdoba, Amman, Nueva Inglaterra y San Fernando. Postales nunca-enviadas, sombras desplazadas que intentan un reconocimiento: el Silencio del encuentro, la calma de una despedida.
Hogar de Retiro / Retirement Home (After Betweening) Durante más de una década he ensayado retratos de impermanencia, practicado el viaje como constante traducción de una herida. Hoy (dos vidas más tarde) presiento un llamado de permanencia. La Casa invita. Un transeúnte aprecia la posta.
La Casa se presenta como un perfecto hogar de retiro de la muñeca que me ha acompañado en este viaje, testigo solitario, protagonista de sombras. La decisión de permanencia en la Casa surge como un proceso natural de aliviar la soledad del movimiento, la seducción de desafiar su trampa.
Este retiro de la vida en tránsito ciertamente implica un compromiso diferente con el espacio. Una experiencia que recién comienza: ¿un improvisado monólogo en teatro de sombras? ¿Diálogo? Ojalá. Yendo de la cama al living, cocina, baño o biblioteca, cada residente de la Casa pasará frente a ella varias veces al día. Sergio, nuestro pequeño artista mecanógrafo, ya le regaló su primer poema.
Ana Vogelfang
Pintar la casa, dejar una huella. Todos los días andaba un camino, desde la ciudad hacia la pintura, y llegaba a una casa llena de amigos viejos y amigos nuevos. Así, entre charlas al sol, descubrimientos culinarios e intercambios de palabras, recetas, imágenes y anécdotas fui encontrando en esa casa un hogar. Durante una semana, desplegué pinceles y colores en el patio; tratando de dejar una estela, una marca mutante, un habitante permanente.
Gabriel Chaile
En primer lugar debo decir que yo habité esta casa mucho antes que los residentes llegaran del extranjero. Esto me hizo desarrollar mi proyecto de una manera mas cómoda ya que, con el paso del tiempo, el lugar fue -sin querer- adueñándose de mi: el ruido, el silencio, los vecinos, el barrio, Nico, Luz, Lucrecia, Gloria, mis amigos de la iglesia, los chicos del Di Tella, etc.
Durante el mes de octubre llegaron los nuevos residentes e inmediatamente se creó un vínculo con ellos, a pesar de hablar diferentes idiomas. Una de las cosas que nos acercó fue el hecho de confrontar nuestros trabajos. Allí entendí mejor el mundo y el pensamiento de ellos y ellos el mío.
Un día cualquiera decidí dibujar. Dejar una huella sobre aquel lugar en donde estoy y por ahora soy parte. Me puse acuarela en el pelo y salí a caminar con la cabeza pensando, con mi cuerpo habitando y al mismo tiempo dibujando. Siempre digo que no existe otro territorio que uno conozca mejor que su propio cuerpo y desde éste uno conquista otros.
Ruth Viegener
Mitografía es la historia visual de una caña colihue que, por circunstancias externas y extremas, se ve brutalmente separada de su colectivo. (…)¿Desgracia con suerte? Paradójicamente sin sus raíces logra movilidad. Adentro de la casa todo se mueve. La cañita inicia el viaje a lo desconocido. El arte en la casa explora signos y abreva símbolos. Da pistas para los habitantes de cada uno de los lados del borde. En su camino elige con intuición atravesar encrucijadas. Su nueva locación es una incógnita promisoria. La casa se mueve libre y no juega la polaridad que impone el afuera. La caña, llena de cicatrices que recuerdan, elige el nuevo entorno para echar raíces.
Nicolás Balangero propuso a la gente con que se relacionaba habitualmente un intercambio de viejos dibujos suyos por cosas que eran necesarias para la casa. Recibió así tazas, cubiertos, toallas, vasos, un termo y otras cosas que quedarán en la casa para el uso de futuros residentes.
José María Churruarín, vecino de enfrente de la casa y autodidacta, expuso pinturas de caballos y autos viejos en los estantes de la Bibliteca Orgánica.
Alejandra Mettler
El encuentro con los chicos del barrio y del taller Zona Imaginaria posibilitó la acción de unir paños tejidos de color verde, en diferentes gamas, representando nuestra ecología. Mientras realizábamos la unión de los paños, compartíamos, reflexionábamos, debatíamos sobre qué es la ecología, despertando la conciencia y el compromiso de cada uno como actores de nuestra realidad.
Terminada la acción de unión de paños, lo que conformó una tira de más de 7 metros, fuimos al patio para comenzar a jugar a la soga y a usar la tira para diferentes juegos. Les propuse entrelazar y cercar la plantación existente en el patio de unos 50 bananeros agrupados, de la cual uno de ellos se destacaba por tener una flor y fruto con anhelo de sembrar esa esperanza.
En otra jornada el grupo me acompaño a realizar la obra artística que consistía en abrigar los árboles del barrio, mientras ellos me guiaban y elegían la especie de árbol a cubrir. Comenzamos con el árbol que da sombra frente a la Casa y luego, con el permiso de los vecinos, cubrimos sucesivamente los diferentes árboles del barrio, enarbolando el Abrigo como símbolo de protección y compromiso de todos.
Luego desabrigamos los árboles, fuimos a la casa de residencia de artistas, y nos pusimos a unir los paños utilizados del “Abrigo de los Arboles” hasta confeccionar las mantas para las camas que dan la bienvenida y abrigo a los artistas invitados. |